Esta casa llegó a nosotros cuando el cliente ya había demostrado ser un valiente y tener visión porque había pintado cada rincón de su pequeño apartamento en verde celadón. Y no sólo paredes, sino también a las puertas, los rodapiés, radiadores, armarios…
Esta forma de enfrentarse a un espacio pequeño es una técnica que pocos de los que nos dedicamos a esto nos atrevemos a trabajar. Requiere de un gran conocimiento del color, pero es una de las maneras más acertadas de ampliar visualmente y ganar interés. Se intentan emplear pocos materiales, pocos colores, disimular los objetos que han de estar pero que no nos aportan y trabajar en una misma paleta oscureciendo o aclarando los tonos.
Aprovechando la base decidimos continuar trabajando esa paleta de verdes azulados en mobiliario pesado y destacar distintas piezas decorativas, textil y lámparas en tonos amarillos y dorados.
Integración, versatilidad y diseño
A la hora de elegir las piezas nos decantamos por un sofá de terciopelo contrastado con una alfombra de lana. Todo ello acompañado de una mesa de centro en madera y cristal y unos pouf amarillos, que tienen doble función, apoyapiés y asiento para cuando vienen invitados.
Vista la gran personalidad de nuestro cliente escogimos una maravillosa obra de Joselu Montojo que además de integrar muy bien los colores le daba un punto artístico.
La mesa de trabajo, en la misma madera que las baldas y las patas de la mesa de centro, también hace de mesa de comedor pues se puede abrir horizontalmente y permite sentar hasta 6 comensales. La versatilidad de los objetos es fundamental en este tipo de proyectos.
Un dormitorio muy animado
El dormitorio tiene mucho encanto, se destacó el cabecero añadiendo unas molduras que además aportan verticalidad y juegan con la sombras dando volumen. Sobre esa inmensidad verde destacan distintos toques en tonos claros como la lámpara colgante, la de sobremesa y la ropa de cama y algún punto de color en el textil.